El Instituto de Cultura Juan Gil-Albert de la Diputación de Alicante publicará la Historia de Villajoyosa de Ignacio martí Miquel, escrita entre 1887 y 1922. Con ello, el Ayuntamiento de Villajoyosa y el Instituto de Cultura harán una contribución definitiva a la recuperación de la figura de uno de los primeros historiadores alicantinos, que, al contrario de lo que sucede en otras ciudades —como Dénia o Alicante, donde Roque Chabás o Figueras Pacheco, respectivamente, son bien conocidos y valorados— cayó en el más profundo de los olvidos. Martí pasará así, por fin, a ocupar el puesto que le corresponde en la historiografía decimonónica valenciana.
La Comisión Asesora de Publicaciones del Instituto Gil-Albert ha aprobado la edición de este libro, que incluye la transcripción íntegra de la obra manuscrita de Ignacio Martí Miquel. Ha sido una tarea ingente de cuatro años realizada por el Ayuntamiento de Villajoyosa, a través de Vilamuseu (Red de Museos y Monumentos de Villajoyosa), y que comenzó con la transcripción de 3235 páginas manuscritas en 19 libretas, organizadas 12 capítulos, realizada por el voluntario de Vilamuseu Francisco Martínez Zaragoza entre 2010 y 2013, bajo la dirección de la responsable de Colecciones Museísticas de Vilamuseu Amanda Marcos. Agustín Galiana (Presidente de la Asociación de Estudios de la Marina Baixa, AEMABA) y Antonio Espinosa (Director de Vilamuseu), con Francisco Martínez, han realizado las subsiguientes revisiones e introducido todo el aparato crítico y gráfico, comprobando uno a uno cada nombre de persona o de lugar y cada una de las dudas surgidas durante la transcripción, y dando un formato uniforme a todo el texto para su edición. Es, por tanto, una edición comentada y crítica, con numerosas anotaciones de los editores científicos para corregir aspectos que en la época eran poco conocidos y para facilitar la comprensión del texto al lector del s. XXI.
Debemos destacar que, con esta obra, Ignacio Martí Miquel se convierte en el primer historiador de Villajoyosa y de la Marina Baixa, especialmente de los pueblos que entonces formaban parte del partido judicial de Villajoyosa: Benidorm, Relleu, Orxeta y Sella. Va a ser, pues, una obra clave y una referencia obligada en este marco local y comarcal, aunque lo hayamos descubierto tan tardíamente. Es especialmente importante para recuperar la historia de los siglos XVIII a comienzos del XX, de los que aporta datos importantes sobre la Guerra de Sucesión; los últimos ataques berberiscos, la font de l’Arc, la Guerra de Independencia, la visita de Alfonso XIII (de la que nos
transmite los pequeños detalles del programa) y la concesión del título de ciudad a Villajoyosa, la colocación de la primera piedra del puerto, etc.
Especialmente vívido es su recuerdo de los años en que el puerto de Villajoyosa era un hervidero cosmopolita de marineros y capitanes de altura, que surcaban todos los mares hacia las colonias de América o Filipinas con enormes goletas y pailebotes cargados de las telas y el papel de fumar de Alcoy; naves salidas de los astilleros de Villajoyosa, que alcanzaba hacia 1860 la segunda matrícula naval de España.
Martí dedica el pasaje más extenso de su Historia al famoso pronunciamiento del coronel Pantaleón Boné en Alicante, y la participación del capitán de las milicias de Villajoyosa Ignacio Paulino Miquel, al mando de tropas de la Marina Baixa. El motivo es que este militar, antepasado del autor, acudió voluntariamente a Alicante cuando tuvo noticia del fin del pronunciamiento de Boné, para correr la misma suerte que él. De este modo, Miquel fue uno de los 23 oficiales fusilados con Boné en el Malecón de Alicante, donde en 1907 se alzó en su honor el Monumento a los Mártires de la Libertad. (Esta efemérides todavía se recuerda cada año en Alicante, en homenaje a aquella rebelión liberal.)
Rosa Feced Valero, viuda de Ignacio Martí Miquel, conservó siempre los manuscritos a pesar de diferentes cambios de domicilio, y finalmente donó la obra a Francisco de Urmeneta Martí, su nieto, que los donó a Vilamuseu en 2009, gracias a las gestiones de Mª Pilar Feced y Agustí Galiana. Además, el Sr. Urmeneta conservó todos los documentos del historial militar y judicial de su abuelo, que han sido de gran ayuda.
(Una anécdota: Martínez cuenta que para la primera transcripción a mano consumió la tinta de 25 bolígrafos: el trabajo de este voluntario tiene mucho mérito, porque la caligrafía de Martí Miquel es la de una persona de edad avanzada del s. XIX que escribe a plumilla, lo que complica muchísimo la lectura. Este trabajo supuso para este voluntario, además, la oportunidad de adiestrarse poco a poco en el uso de la informática, y gracias a ello pudo teclear su transcripción manual en un archivo de Word sobre el que se ha hecho el trabajo definitivo).
