En
los últimos números del panfleto El Popular hemos visto casi de todo y
poco bueno. Sin embargo, hay dos detalles que, si analizamos un poco, tienen un
significado especial.
La primera de estas novedades es la
inclusión de anónimos: Un vilero de a peu, un ciudadano que leyó el artículo de
Jaime Ramis... entre sus “columnistas”; este detalle puede significar dos
cosas: o bien no encuentran quién quiera dar la cara por ellos, o bien ellos se
lo guisan y ellos se lo comen en cuanto a recabar opiniones; en ambos casos es
bastante lamentable.
La
segunda, no por reiterada resulta menos llamativa. Así, y de cara a las
próximas citas electorales, el panfleto nos muestra cómo Jaime Lloret y los suyos
siguen queriendo convencer a la ciudadanía sobre las bondades de su gestión con
obras e inversiones millonarias. ¡Cómo si no hubiéramos tenido ya bastantes
desde el año 1.999!.
Ahora,
como los tiempos han cambiado, junto a la larga enumeración de proyectos, obras
y saraos varios adjuntan el modo de financiación y el alma caritativa que va a
hacer posible que los vileros tengamos una rotonda por aquí, una farola por
allá... para que todos veamos lo poco que gastan y lo mucho que estiran
nuestros impuestos. En toda esta farsa, lo que yo echo de menos es que nos
expliquen por qué, si son tan buenos, nos suben la tasa del agua, por qué nos
suben el recibo del IBI un 28%, por qué nos suben la tasa de recogida de
basuras, por qué permiten a las contratas municipales despedir a trabajadores
sin rechistar, por qué dejan que se vaya el casino sin decir ni mú, por qué...
Todo esto requeriría que nos tomaran por ciudadanos que piensan y que deciden
por sí mismo y no por borregos que van a votar cada cuatro años y a los que
después, con dos golpes de efecto, se engaña.
Su
respuesta a estas y otras cuestiones siempre será la misma: la herencia o el
socorrido “y tú más”. Pero, señores, ¡Si Vds. llevan gobernando la Vila desde
hace 15 años!.
Los
actuales dirigentes del PP local siempre han parecido tomarnos un poco por
tontos pero, a la vista de cómo están enfocando los próximos compromisos
electorales, el problema es que parece que se lo han acabado creyendo.
Afortunadamente
y, como apuntaba al principio, ya cada vez quedan menos ciudadanos “anónimos”
para apoyar al Partido Popular en todos los ámbitos.
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